Aún recuerdo tu habitación, esa esencia de calidez que me
recuerda a ti. Siempre me decía a mí misma que como era posible que necesitaras
empapelar las paredes con frases de vida, si tú en sí ya lo eras. Aún recuerdo
la posición de la cama, las estanterías llenas de libros de fantasía, con los
que soñábamos en silencio tanto tú como yo, el escritorio y aquella ventana.
Era lo que más me gustaba, era tan sencillo dejarse ir…
Aún recuerdo tu habitación, sigue por ahí, en algún lugar.