miércoles, 28 de noviembre de 2012

Memories


Vídeo realizado en febrero de 2011, en la Sala de Arte "Brocense", Cáceres.
Dedicado a Diego Hernández Martín.


Memorias de un recuerdo.


Puede que mañana ni se acuerde, puede que después no le importe. Puede que me olvide tan rápido que ni le de tiempo a acordarse o puede que deje de importarle antes de que le de importancia. Sinceramente no, no creo que me eche de menos. No creo que pueda siquiera echarme en falta.
Es posible que no me imagine de nuevo. Es muy posible que tenga miedo.
Seguramente me haga desaparecer. Seguramente nada de esto sea coherente.
Tal vez decidió expulsarme como si de una espina se tratase.
A lo mejor sería cuestión de tiempo que me rescatase o simplemente preferiría que en algún lado me anclase.
Quiero pensar que no será para siempre y que quedaré en algún rincón de su mente.
¿Es posible? Quizás no quiero ver la verdad, quizás me niego a aceptarla. ¿Quién quiere escucharla?, ¿para que la necesito?
Puede, a lo mejor, seguramente, es posible, tal vez, quiero pensar que todo merece la pena y le hice feliz.


Es posible que sea más fácil hablar con un desconocido.
No te conozco. No me conoces. No sabes nada de mí y no sé nada de ti.
¿Me culparías por no ser lo que esperabas?, ¿me olvidarías como si jamás hubiera pasado nada?
Puede que me olvide tan rápido que ni le de tiempo a acordarse.
Tal vez, pero… ¿A quién le importa?
Seguramente a nadie le importe lo que un fugaz recuerdo pueda decir.
                                                                                     Foto: PFlash photography.



viernes, 23 de noviembre de 2012

Nuevo día, misma noche.


Supongo que debería presentarme, pero hace tiempo me robaron la identidad. En realidad, sólo trataron de quitarme algunas fotos, palabras y recuerdos.
 Y quizás lo consiguieron.

Sin embargo, hoy todo ha vuelto sin necesidad de pulsar el botón de lo que ahora es mi vida. A veces, en un solo momento, toda tu vida puede pasar por delante de tus ojos y notarlo, ¡vaya que si lo notas!
 En ocasiones huimos para olvidar, pero lo más probable es que aquello de lo que huyes, se tope de frente en tus narices, como si tuviera todo el derecho a hacerlo. Un día decides  escuchar esa canción, leer la carta o pasar por aquella calle que te obliga a toparte con El Recuerdo. Y lo más injusto de todo es que no siempre puedes volver a correr de nuevo. Pero estás cansado de que te persiga, ¿verdad?
Yo pienso que si te persigue es porque aún queda algo por hacer. Muchas veces perdemos o no se nos da la oportunidad de hacer las cosas de una determinada forma y pasamos el resto de nuestras vidas preguntándonos porqué no fue de otro modo. 
Yo lo hice. 
Ya han pasado doscientos setenta y un días desde que El Recuerdo decidió perderse, aunque no supo por aquel entonces que nos encontraríamos por el camino. 
Yo sí lo sabía, pero nunca estaba preparada para enfrentarlo.
Intentaron robarme mi identidad, pero hoy puedo ser quien quiera sin necesidad de que me reconozcan. Puedo gritarle al viento el nombre que quiera, la apariencia que desee e incluso, caminar de otro modo.
Nadie sabe quien soy por las calles de aquella ciudad, y sin embargo, mi mente vuelve constantemente a esa calle, con esa canción, tras aquella carta y aquella voz, hace doscientos setenta y un días. Llámalo nostalgia, yo lo llamo “nunca más”.